
“La crítica no arranca de las cadenas las flores imaginarias para que el hombre soporte las sombrías y escuetas cadenas, sino para que se las sacuda y puedan brotar las flores vivas”. Carlos Marx
Desde la pura observación de los elementos constitutivos de los fenómenos que operan en nuestra realidad política, se puede advertir, que el ‘capitalismo en crisis no necesita de las formas tradicionales de la república democrática que en Argentina tomó su última forma jurídica a través de la Constitución Nacional y su reforma de 1994 pacto de Olivos mediante.
En nuestra realidad existencial, en el plano de la sociedad civil, los acontecimientos y sus efectos descifran no algo negador o irracional ,sino la racionalidad de las estrategias violentas de apropiación de valor y rentistas desplegadas por la burguesía de conjunto , cuyos diversos grupos o sectores , se conciertan voluntariamente para dar a luz esta realidad, que no es otra cosa que el camino elegido para poder materializar la reproducción del capital en tanto relación social.
Esto último, es decir que el capital implica una relación social y no la capacidad de dominio sobre bienes, es un factor que se descuida incluso a la hora de pretender conocer con acierto los fenómenos sociales que se precipitan sobre la clase trabajadora sin su protagonismo directo, sea que este se manifieste por vía de consenso o por su simple negación.
Marx afirma: “… el capital no es una cosa, sino determinada relación social de producción perteneciente a determinada formación histórico-social y que se representa en una cosa y le confiere a ésta un carácter específicamente social” ….. Esto lo sostiene a través de la fórmula: Dinero – Mercancía – Dinero, ya que “El dinero que en su movimiento se ajusta a este último tipo de circulación, se transforma en capital, deviene capital y es ya, conforme a su determinación, capital” (, p. 180, t. 1)…..la fórmula es D – M – D’, significando D’ el monto inicial más un plusvalor, o plusvalía. Por eso la finalidad del proceso no es la producción de valores de uso, sino valorizar el dinero adelantado. El capitalista lanza dinero a la circulación con el fin de incrementar su valor. Y si las condiciones para la valorización no son propicias, por la razón que sea, el capitalista intentará mantenerse líquido es decir en posesión de dinero y no de otras mercancías y es eso lo que desata entonces la crisis, con efecto de recesión o depresión económica.
En este contexto es que Marx agrega que “El valor, se vuelve valor en proceso, dinero en proceso, y en ese carácter, capital” se concibe como relación. Un cierto monto de dinero, no es capital por fuera de la relación D – M – D’. Por eso la tormenta que asoma en Argentina no son los episodios políticos que le preceden sino los ya instalados en tanto una masa de dinero busca valorizarse, convertirse en capital y no encuentra fluidez para desandar ese proceso relacional.
Por fuera de ello, pero en contexto que tiene presente que el capitalismo está globalizado, las acciones de Trump arribado al poder, a las ofensivas de los gigantes digitales, al acaparamiento de tierras cultivables en todo el planeta y a la inversión sin precedentes de China en su armada. conmocionan y marcan un cambio de época que reconoce su última radio en su fundacional y esencial relación social de producción que es el capital en un estadio crítico de reproducción conforme a tendencias obstructivas de ese desarrollo que ya existían en siglos anteriores. Que lo hacen abiertamente “depredador, violento y rentista resultados estos que , posibilitada r el mercado y la regulación legal internacional
Toda esta situación objetiva es la que torna imposible la reproducción cultural de la dominación de clase impuesta por la burguesía por vía de la república democrática como forma de los Estados de capitalismo tardío y dependiente en particular si se tiene presente la nueva ola imperialista del siglo XXI, con sus expresiones belicistas superadoras de la básica guerra comercial por los mercados.
Dicho de otra manera, la república democrática con inclusión del paquete ideológico contenido en la política de declaración de derechos subjetivos con cobertura de derechos humanos no es compatible con el capitalismmo en crisis de reproducción de la segunda década del siglo XXI y es ese fenómeno el que no termina de asimilar la política de partidos tradicional, que evalua erróneamente que se encuentra frente a una crisis cíclica del capital .
La república democrática sobre la cual se sembraron ilusiones desde hace ya más de cuatro décadas se basa al menos en su declaración de principios básica, en la competencia, la reducción o incluso la ausencia de derechos de aduana, la libertad de los mares y una teoría incumplida de derrame de la de riqueza producida que hace que esta se torne creciente tanto a nivel individual como colectivo, en una dinámica de beneficio colectivo basada en la abundancia y crecimiento indefinido.
Hoy la burguesía se persuade de una idea específica. La torta pasible de repartición es finita y no puede crecer más si no se ajustan los ingredientes con los que se la genera , entre ellos el precio de la fuerza de trabajo y no se hace un reparto diverso de los que constituían la anteriores tajadas. A partir de ahí, la preservación de su propia existencia como clase induce a la burguesía a la depredación lisa y llana de lo dado, con base en el incremento de la plusvalía absoluta a través de mayor explotación mediante la intensificación de los ritmos de producción y la reducción del personal . Esta es nuestra realidad por fuera de toda apariencia.
-Desde el comienzo de siglo es claro un fenómeno de encarnaciones de “empresas-estado en una suerte de gigantes digitales que combinan el poder del mercado con el poder soberano y explican en el terreno de las apariencias sensibles la actitud servil del presidente hacia el propietario de X. En esa actitud esta el reconocimiento servil de que son capaces de movilizar el espacio público a través de las redes sociales, proporcionar conexiones a Internet a zonas enteras, interferir en la esfera militar con satélites y tratar de extraer dinero aprovechándose de una posición monopolística sobre los datos, factor que incluso se lo ve subyacente en el caso del incidente con las criptomonedas.
-Es comprensible que el capitalismo basado en la finitud no se mezcle bien con los principios democráticos. Pero ¿no es el vínculo más complejo? Al fin y al cabo, hemos visto deteriorarse la calidad de los regímenes democráticos bajo la era neoliberal, del mismo modo que vimos avances democráticos a finales del siglo XIX.
No existe un vínculo necesario entre capitalismo y autoritarismo, pero es evidente que los rasgos de autoritarismo y dominio de las determinaciones desde el ejecutivo con exclusión a un rol decorativo del parlamento con escenarios de marcado bonapartismo dan cuenta que la burguesía desenvuelve una táctica donde exhibe muestras cotidianas de que no necesita la democracia, y que ésta representa incluso un obstáculo.
La burguesía culturalmente impone el criterio de ponderar con forma positiva al empresario que logra el monopolio en cualquier área , basta con detenerse en el caso de Mercado Libre y la visibilidad irreverente de Marco Galperín . La sola reivindicación del éxito monopolico en un área de la producción , el comercio o las finanzas da cuenta en paralelo que al sistema le es hoy indiferente las situaciones de desigualdad social que se sigue de esa existencia monopólica . La toma de poderes soberanos por empresas, que no rinden cuentas a nadie, es también un significante de este nuevo orden capitalista de emergencia frente a las dificultades significativas del capital para su reproducción.
El juego de todos estos factores fenoménicos existentes en nuestra realidad debe ser entendido, en particular cuando se apela mecánicamente a la noción de imperialismo , ya que ella adquiere nueva forma pero deja en claro que el contenido concreto de la militancia política no puede desentenderse de esa categoría .en particular en el caso argentino donde no se tienes empresas estatales dominantes en sectores estratégicos, ni grandes flotas mercantes y militares, y se entregan sin mas los recursos energéticos propios, porque el empobrecimiento conduce al servilismo.
La promesa de abundancia colectiva e individual contenida en la teoría del derrame usualmente utilizada por la política tradicional no tiene posibilidad real de cumplimiento. La plusvalía se extrae de otra manera, por medios imperialistas que implican mayor explotación y opresión , destruyendo las estructuras tradicionales. Un capitalismo que incrementa significativamente su brutalidad sobre el trabajador , con formas de explotación y dominación más intensas que lo depositan lisa y llanamente en la condición de objeto.
En definitiva, en el mundo confiscado del capitalismo siglo XXI el problema es el imperativo de la acumulación. Seguimos en un sistema cuyo orden normativo esta en la relación de dominación se basa en el valor y la conversión liquida en dinero, en beneficio de la burguesía. Es ese el enemigo de clase a vencer para poner en concreto las imperiosas tareas emancipatorias que le corresponde a los trabajadores.
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