El trabajo en las fábricas y los sindicatos no es una trinchera. Significa única y exclusivamente la búsqueda de confianza por los trabajadores con referencia al programa – partido socialista revolucionario
La decadencia de los formatos jurídicos y su claro empleo desde la institucionalidad como mecanismo funcional y constitutivo de las relaciones sociales de producción capitalistas que implican explotación y opresión para los trabajadores , traduce la crisis de ese orden social en sí.
Uno de los pilares del funcionamiento de este orden social, es el sindicalismo , que contradictoriamente reflejó en su existir, la primer forma de organización de masas de trabajadores que consiguen identificarse y sentirse como tales y en el mismo momento un proceso de burocratización dirigencial que con su andar las constituyó en puente que permite por ellos la relación concertada, con los explotadores en el propio seno de la producción y de las relaciones sociales de producción que implican el capital.
Ese derrotero contradictorio se agudiza en favor del segundo elemento en circunstancias críticas como las presentes, donde ya no es posible ocultar la ofensiva que la burguesía desata sobre la clase trabajadora, fundada en el imperativo de refundar el orden social sobre la base de un incremento significativo de la tasa de explotación , y de la pobreza, con consecuencia necesaria de mayor servilismo al fetiche de la mercancía y sumisión de una clase impuesta por la otra.
En ese escenario es que la táctica política largamente desarrollada desde 1950 hasta la fecha por todos los grupos de propaganda, núcleos o incluso partidos políticos del régimen, que se exhiben ante las masas trabajadoras con emblemas generados por el intento de fundación de la IV Internacional , aparece en toda su significación frustrante , poniendo a la vista su fracaso y por cierto su alejamiento pronunciado de las propias categorías que Trotsky en defensa del marxismo , en el tiempo histórico de su existencia vital .
Ocurre y con ello el gallinero pertinente, que lo que no hace mucho tiempo fuera festejado con bombos y platillos , el acceso a la conducción de militantes del partido obrero a la conducción del sindicato del neumático es hoy denunciado por un sector de trabajadores de esa área de producción, como una traición y un emblocamiento de la dirección con las patronales del sector en lo relativo a las modalidades de trabajo y el achatamiento del salario .
Fuera de las cuestiones accidentales del fenómeno en sí. Lo que es necesario destacar en el suceso es una tendencia generalizada que impone la propia estructura productiva, que esta definida en torno a una nueva época de ese mismo modo de producción , donde las piezas del tablero se corren y los sindicatos sin dejar de existir, perfilan esa existencia en forma tal que cualquier sacudón en los intereses de la burguesía los pone en desafío directo ante sus propias bases para lograr sobrevivir, razón por la cual el rol individualizado en el sindicalista combativo y proyectado a toda esa organización aludiendo al “sindicato combativo” pierde en gran parte toda posible realidad, y es eso lo que han demostrado con perfiles de laboratorio, los “luchadores del PO”, hoy protagonistas de las mismas maniobras que ese partido siempre puso en cabeza de “los burócratas” como grandes parturientas de la imposibilidad del desarrollo de la lucha por el socialismo. Asambleas entrampadas, votaciones manipuladas, presiones de todo nivel , etc, son hoy herramientas de la conducción del neumático y sus efectos salpican al interior de esa organización de modo dialéctico, porque es la propia organización política la que también ha sido denunciada desde hace tiempo por similares haceres burocráticos y de defensa del aparato de conducción , en su interior y por sus propios militantes, expulsados en su momento por métodos similares a los que utilizan las patronales.
Hay que advertir en lo sucedido, que cuanto subyace a los acontecimientos es el fracaso de esa línea de pensamiento que se expuso con claridad en el debate que sostuvieron Mario Roberto Santucho y Nahuel Moreno ,que terminó con la unidad de las fracciones existentes al interior del originario PRT y precipitó su ruptura , respecto del sentido del trabajo sindical en la estrategia revolucionaria y el impedimento relativo a que del mismo pudiera surgir el camino estratégico hacia el poder obrero y el socialismo .
Desde aquel momento a la fecha mucha militancia ha tenido que soportar, incluso en sucesivas generaciones el discurso insurreccional, llamativamente trascendido incluso al uso del cretinismo parlamentario , adjudicándose la justeza de los análisis de Moreno, quien en sus definiciones tácticas acudía a la posibilidad de realización del partido de los trabajadores nacido del trabajo sindical , buscando lograr que los sindicatos organizados se expresaran con su propio formato político, aspecto que no asumido en su totalidad no fue desdeñado por el Altamirismo en la fundación del PO del que es una expresión lo realizado en el sindicato del neumático que hoy tomamos como ejemplo traído desde la propia realidad .
En ese contexto hay que en Argentina, por las formas que asume la producción, los sindicatos no representan a toda la clase trabajadora, dato que se infiere en primer lugar de la profunda informalidad que la burguesía le ha puesto al proceso productivo, y en segundo orden porque aún dentro del trabajo formal muchos trabajadores no se afilian a las organizaciones sindicales que para constreñirlos a esa determinación ocurren a la propia legalidad que ya ha sancionado la burguesía y sobreviven no por un nivel mínimo de conciencia de adhesión a la cooperación del trabajador sino por aportes mutualistas y esencialmente por el manejo de sus obras sociales y los servicios de salud que tanto restringe en estos tiempos las políticas nacionales del Estado , tal como lo exhiben los últimos conflictos en hospitales públicos.
Esa importante cantidad de trabajadores que la táctica del desarrollo de la posibilidad de un partido nacido desde los sindicatos desconoce, hoy y desde el curso de este siglo, si se quiere buscar una referencia temporal no esta dando activamente ninguna respuesta social y política que se emparente con las coordenadas lanzadas desde los sindicatos, y lo ejemplifica el SUTNA cuando ha intentado medidas de fuerza sin lograr el apoyo político poblacional y en este momento donde a su interior trata de acallar el disenso y adormecer la lucha, siendo fustigado por los trabajadores individualmente o incluso por otras agrupaciones armadas por otros partidos del FITU y colaterales que en el mismo trazo, ven en la ocasión la posibilidad de sustituir a la conducción sindical de adhesión al PO por vía de acusar y denunciar sus “desvíos”.
De esta forma, el morenísimo con seguidismo del aparto político del PO reactualiza su vieja aspiración: conformar un partido con un sector de la burocracia sindical, disolver todo intento de partido revolucionario.
Dadas así las cosas , por incidencia de la lista negra en la conducción del SUTNA ha devenido en conducción burocrática tras haber logrado su lugar de conducción de esa organización de masas prometiendo lo inverso, esto es, una conducción antiburocrática.
Ya el cinco de abril de este año según lo informó en su propia prensa IS, tuvo lugar el plenario sindical organizado por Izquierda Socialista. Contó con la presencia de destacados dirigentes y trabajadores provenientes de las más importantes luchas, entre los cuales se destacaron los ferroviarios, docentes, el Indec, Hospital Francés, telefónicos, estatales, aeronáuticos, y la visita especial, de Juan Carlos Herrero, pequeño productor y dirigente de la Federación Agraria Argentina (FAA) de Carlos Tejedor, ex preso del PST y actual docente rural.
Con esto se advierte que la conducción del SUTNA, se sumó a los intentos del Pollo Sobrero desde Izquierda Socialista y reactualizó una vieja aspiración de esa corriente: conformar un partido con un sector de la burocracia sindical, y con ello, a futuro , disolver todo intento de partido revolucionario.
El error que subyace desde aquel trazo divisorio en la polémica entre Moreno, ideólogo de este fracaso y Santucho , es confundir el rol del partido revolucionario de los trabajadores, con los sindicatos en sí y desvincular a estos de su realidad existencial nacida de las propias formas del trabajo con fundamento en principios ideológicos abstractos que a la hora de tomar cuerpo demuestran su existencia material y no haber surgido desde ninguna realidad sino de la cabeza de la conducción burocrática de un aparato partidario .
No se trata de negar el trabajo militante en las organizaciones sindicales, sino advertir que esa actividad esencialmente política debe hacerse con el objetivo específico de lograr la confianza de los trabajadores para con los planteos políticos generales de la organización para con el Estado de la burguesía, al que se pretende someter.
El objetivo y las acciones del partido que asume el programa socialista revolucionario es esencialmente de lograr la confianza de la clase trabajadora a través de su vanguardia para lo que significa y las implicancias que contiene su programa revolucionario y no exclusivamente la obtención de los cargos dirigenciales de esas organizaciones. El problema es que, como el aparato seduce al interior del partido, también lo hace cuando se trabaja en un frente sindical, y es esto lo que lleva a que se cuenten votos y cantidades y no adhesiones conscientes al programa socialista y esto solo puede lograrse mediante tácticas correctas, probadas por la experiencia .
Los trabajadores tienen una determinante material que los lleva a ser tales más allá de sí mismos que esta dada por el imperativo de vender su fuerza de trabajo, extendiendo esa afirmación puede decirse incluso que como individuos somos esa particular fuerza de trabajo que podemos desarrollar como capacidad y habilidad y su puesta en acto al colocarnos en relaciones laborales de producción social prexistentes a nosotros mismos nos determinan en ultima instancia nuestro propio ser consciente.
Por eso mismo, el conjunto de la clase obrera en su natural existir tampoco se dota de enseñanzas tácticas en el camino de su emancipación que nazcan de esa situación por sí misma. En ese contexto, sin embargo, las tareas que le son históricamente dadas por la propia dialéctica de ese proceso le son instituidas de forma objetiva, por esa específica ubicación social como clase y por su papel en la producción en la sociedad y en el lugar cívico que le asigna el Estado de la burguesía al considerarlo en la posición jurídica de trabajador en la relación contenida en el contrato de trabajo.
La comprensión subjetiva de la tarea emancipatoria de la condición de explotado por la clase dominante en la que lo coloca el orden social capitalista no nace entonces de manera espontanea sino por la penetración ideológica del programa político socialista que toma cuenta de esa particular situación nacida de su papel en la producción , no puede emerger de manera espontanea, máxime cuando la propaganda burguesa le bombardea a diario dispositivos, encuadres y comprensión de lo que vive, que le implican la formación de una falsa concepción y construcción intelectual de lo verdadero.
El proceso por el cual los trabajadores acceden a la posibilidad de comprensión de las tareas que históricamente le corresponden es necesariamente prolongado en tiempo y por ende, en tanto proceso, contradictorio.
Le corresponde a la vanguardia organizada en la forma partido-programa luchar para ganar influencia sobre los trabajadores, dejando en claro que cuanto hace el aparato propagandístico e ideológico del poder burgues es colocoarlos en condición de un objeto sobre el que imponen sus determinantes a través del fetiche mercantil . La vanguardia obrera revolucionaria, está llamada a la tarea inversa de ubicar al trabajador en la condición de sujeto consciente como clase, porque esa minoría que implica la vanguardia- una minoría activa ligada por la unidad de sus ideas expresadas y construidas en el programa que preside la organización partidaria- es la que con su trabajo político en extensión temporal ubica a la masa trabajadora en condición de clase y le permite asumirse como factor histórico del cambio social.
El error ideológico y táctico gestado desde 1950 aproximadamente en Argentina es trabajar en una organización que busca diluir a sus militatntes en los sindicatos, o al menos cobijarse en ellos, en la premisa estratégica de fundar partidos sindicalistas atrapados no por el programa socialista, sino por el programa mínimo economicista de esa misma organización sindical, que es el que precisamente naufraga por razones objetivas en ese momento del desenvolvimiento crítico de las relaciones de producción capitalista y de la lucha de clases.
El reformismo inscripto en la cooperativa electoral FITU, que incluso polemiza entre sus partidos, por via de distintas agrupaciones construidas al interior del sindicato del neumático con la conducción mayoritariamente integrada por visibles dirigentes del PO , lleva por su propio proceso de construcción vital en el parlamentarismo, a que sus militantes busquen cobijo específico en los sindicatos y desde allí llamar a la espera de que los sindicatos y no los trabajadores en sí conformen su partido . Es esa premisa la que exhibe signos visibles de putrefacción y la que lleva a la crisis operada en ese espacio de organización obrera.
La única posibilidad de que los actuales sindicatos recuperen su unidad y conquisten una influencia significativa que supieron tener sobre las masas de trabajadores está dada porque en su seno germine una vanguaria revolucionaria consciente de la necesidad de construcción del partido revolucionario desde los trabajadores y no desde sus organizaciones de masas por vía de sus direcciones.
El papel del partido revolucionario de los trabajadores sigue constante pese a las modificaciones operadas tecnológica y gerencialmente sobre los modos de puesta en acto de la fuerza de trabajo . Ese rol consiste en incluir a toda la vanguardia de la clase trabajadora y usar su influencia ideológica para que puedan fructificar en él todas sus desarrollos teóricos concretizados en programa que se revalida en la medida que tiene reconocimiento tácito o explicito de esas masas obreral .
El ejemplo que deja Marx por su trabajo en la construcción de la primera internacional es la enseñanza desde esos hechos y textos , de que nunca consideró al partido de revolucionario de los trabajadores un parido más .La internacional fue la expresión material y real del sector concentrado en la clase obrera consciente , representada por entonces en su pequeña vangurdia y su llamado a los obreros del mudo era la convocatoria a fortalecer dentro de sus organismos de masa la influencia de las ideas del socialismo expresadas en el Manifiesto Comunista y en los estatutos fundacionales de esa organización. Ese papel del partido sigue vigente.
Es en ese sentido que se expresa Trotsky desmintiendo a los que se disfrazan de Trotskystas , afirmando:
Los comunistas no temen a la palabra partido porque su partido no tiene ni tendrá nada en común con los otros partidos del sistema El ese partido …es la minoría activa y con conciencia de clase del proletariado, su vanguardia revolucionaria . Por lo tanto los comunisas no tienen ninguna razón ni ideologíca ni organiativa para esconderse tras los sindicatos. No los utilizan para maquinaciones de trastienda. No los rompen cuando están en minoría. No portaban de ningún modo el desarrollo de los sindicatos y apoyan sus luchas. Pero al mismo tiempo se reservan el derecho a expresar sus opiniones sobre todos los problemas del movimiento obrero ..El partido trata de ganar la confianza de la clase obrera…” Una discusión necesaria son los camaradas sindicalistas. León Trotsky)
En definitiva, advertimos a los Trotskistas del siglo XXI que el revolucionario , en consonancia con Lenin defendieron siempre un trabajo paciente y sistemático dentro de los sindicatos pero ello, en ningún caso implicaba rebajar el programa o conciliar con los que dentro del movimiento sindical actúan como muletas de la patronal y el Estado.
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