Novedades
{"ticker_effect":"slide-v","autoplay":"true","speed":3000,"font_style":"normal"}

Nuevo Curso

EL ESTADO DE DERECHO Y LA REVOLUCION

En el contenido específico y actual de desarrollo de la teoría del derecho, los individuos no son quienes dan las ordenes que imponen la regulación de las relaciones intersubjetivas sino que ese rol se lo adjudica el Estado por vía de la ley, forma jurídica por la que aquel expresa su voluntad
.
El Estado de derecho tantas veces reclamado y exaltado por los operadores políticos sea que estos se presenten autoreferenciados como de derecha o izquierda, no es otra cosa que un espejismo conveniente a la dominación burguesas y la concreción de sus intereses en tanto hace las veces de una ideología que oculta su dominación de clase. Por eso, resulta altamente pernicioso que quienes usan siglas como socialismo, izquierda , obrero, acudan a su formato para sostener argumentos legitimantes de sus pretensiones.
También la ideología por vía del fetiche del estado de derecho impone a la sociedad de clases una visión que permite advertir que la sociedad no es solamente un mercado donde se encuentran poseedores de mercancía independientes en intercambio , sino también al mismo tiempo el campo de batalla de una guerra de clases encarnizada en la que el aparato del Estado representa un arma para imponer por la burguesía de conjunto, sus intereses específicos.
.
En el orden social burgués, formateado por la legislación y las formas jurídicas , las relaciones son básicamente de dominación. Es así que cuando este tipo de vínculos en la sociedad civil entre en crisis màs inestable se vuelve la dominación burguesa, y las intervenciones estatales se alejan del “Estado de Derecho” y se transforma en un poder como violencia de una clase sobre la otra.

Toda la queja desandada por los cultores de la política de derechos , desconoce y por ende subestima el carácter clasista de todo derecho, que se compadece con el carácter del Estado, que impone la norma como expresión esencial de lo jurídico o la sentencia como norma individual del caso concreto. La forma del derecho, el discurso jurídico puesto en acto en toda sentencia, tiene un carácter tan fetichista como la mercancía en economía política .
Esto significa que todo derecho es derecho de la desigualdad, o sea aplicación de una medida igual a lo que es desigual. Esta es la ideología (en el sentido de falsa conciencia) que inspira el funcionamiento opresivo de nuestra sociedad marcada por las relaciones de producción capitalistas.
Dentro de esta complejidad, nos encontramos frente al reclamo puntual desde los agentes operadores del poder mediático en torno de la aplicación del Derecho Penal sobre la clase trabajadoras, y demás sectores oprimidos cuando estos ponen visible su protesta y lucha en las calles.
Desde esa perspectiva la forma jurídica penal , remite necesariamente a esa agresión específica que el conflicto social habilita para quien lo protagoniza de parte del Estado y más allá de las diversas particularidades que pudo asumir en la historia, inicialmente remite a la idea de devolución de daño o venganza bajo modalidad de reacción. La idea de sanción aparece como equivalente que compensa los perjuicios emergentes del conflicto.
Por esa razón, por ese extravío estratégico que supone circunscribir la acción política al puro reclamo por el desarrollo de esas operacions, pensando que el Estado de la burguesía por sus propios órganos, puede sancionar sus propias acciones basado solamente en un recambio de operadores políticos , se llega a la situación actual. Si esto último se pierde de vista, y en una nueva ronda de ese extravío se omite la denuncia del rol del derecho y el Estado de la burguesía en la existencia social, se volverá nuevamente a resultados no deseados con fortificación de la clase dominante en tanto culturalmente hegemónica.

Se olvida que, todo este proceso en abstracto que significa el funcionamiento del aparato judicial, no es diverso sino tributario de la dialéctica que impone la lucha de clases en concreto y en términos históricos. De este modo, si lo que se pone en juego resulta esencialmente variable, luego la respuesta estatal esperable nunca puede ser fija, ni permanente, máxime cuando esa superación solo puede llegar de la mano de la destrucción de ese mismo aparato estatal y la imposición de una dictadura de clase por parte de los trabajadores y los restantes sectores sociales oprimidos.
Las condiciones expuestas, ubican al trabajador en una compleja y muy difícil situación existencial en tanto todo obrero consciente tiene que competir muy duramente con el aparato ideológico de la burguesía y los desvíos reformistas, y oportunistas esbozados desde la izquierda parlamentarista y electoralera agrupada en una cooperativa electoral vacía de todo contenido que no sea la afanosa búsqueda de un voto para mantener su agónica existencia . Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que pesan además los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter persistente y crítico de las relaciones mercantiles. en tanto la mercancía hace que sus efectos se hacen sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia.
La demanda social , no puede recibir satisfacción superadora, sino por vía de la instalación de otro Estado con dominio de la clase trabajadora , lo cual significa el agotamiento del derecho burgués y de los órganos jurisdiccionales que le ponen en acto.
Una vez más, la forma de acumulación de poder de las fuerzas sociales en pugna, luce desigual. La burguesía sabe lo que hace y actúa conforme a su interés objetivo. Desde la clase trabajadora, se impone el mismo mandato. Denunciemos el carácter de clase del Estado, y terminemos con su existencia .
Los objetivos primordiales son , la organización económica de los trabajadores ( lucha antiburocrática y clasista en los sindicatos) y la discusión y educación políticas (tendiente a la conformación del partido revolucionario de la clase). En un contexto signado en gran parte por la confusión y la incomprensión de los mecanismos de dominación de los capitalistas, el eje de la acción política es la organización y la separación respecto a la ideología burguesa. En este contexto se impone la construcción y desarrollo desde la multiplicidad de grupos organizados en lucha , en un centro de convergencia y de correspondencia entre las sociedades obreras de los distintos países que aspiran a un mismo fin, a saber: la protección, y la completa emancipación de la clase obrera
Daniel Papalardo NUEVO CURSO