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Nuevo Curso

METODOS DE LA CLASE OBRERA. EL CORDOBAZO TRAZA EL NUEVO CURSO: PODER OBRERO, REVOLUCION Y SOCIALISMO

NUEVO CURSO

Seguramente en cuanto se pueda leer hoy a modo editorial, sea cual fuese el instrumento comunicacional que se utilice, se ubicará el discurso en derredor del acto producido en plza de mayo, el pasado viernes 24 de mayo-

Siendo, así las cosas, es posible advertir que más allá de las opiniones que se viertan, tanto en el discurso producido en esa fecha, como en la faz simbólica que implica la presencia masiva de población, y en el diálogo establecido de manera sesgada entre la oradora y los presentes, se omitió la referencia directa al concepto de revolución, siendo que la efeméride acusaba referencia directa a una de ellas.

 Tampoco se confrontó los objetivos específicos de ese alzamiento, con los datos de la realidad actual, ni se dejó ver que en esa fecha se diseño una revolución democrática a la hora de establecer cuales son los objetivos actuales de todo alzamiento contra el poder

Finalmente, lejos de proyectar la construcción del orden socialista y la construcción del hombre nuevo se abogó por una revolución inversa restrictiva de las libertades democráticas, dentro de la conservación y reproducción del orden capitalista, atrasado y dependiente en el que se conforma la sociedad.

Esa triple ausencia de toda referencia a revolución, poder obrero y socialismo remite en la necesaria impugnación de esa expresión política y a una de las expresiones históricas de ese camino trazado por las masas trabajadoras: el “Cordobazo”

Es por todo esto que,    frente a otro aniversario más del Cordobazo , constituido  como uno de los puntos de inflexión en el devenir de la sociedad y la política argentina de la segunda mitad del siglo XX, lo central es hacer eje en la  idea del conflicto y de sus representaciones en la clase trabajadora ya que en ese momento se pusieron en jaque el proyecto de largo plazo iniciado tan solo tres años atrás por el golpe de Estado encabezado por el general Juan Carlos Onganía y el inicio de una crisis de dominación que trajo consigo una movilización autónoma de la sociedad superadora de sus mediadores naturales

El período abierto en 1969 quedó configurado por la intensificación de la lucha de amplias capas de la clase trabajadora, la radicalización ideológica y un desbarajuste institucional que vio fracasar todas las estrategias de superación. Junto a la revuelta emergió una heterogeneidad de actores que pusieron en crisis la artificiosa estatalidad, avanzando sobre la estructura económico-social y las configuraciones ideológicas y culturales dominantes.

Organizaciones político-militares, partidos autodefinidos como revolucionarios, un sindicalismo clasista, el activismo estudiantil universitario y secundario, movimientos intelectuales, culturales y hasta religiosos coexistieron en una época marcada por la intensa participación y radicalización de la clase trabajadora y sectores oprimidos  

El Cordobazo fue uno de los mayores avances de la lucha de la clase obrera y el pueblo en los años 60 y 70. Se reaccionó contra la opresión política, económica y social.
No fue un alzamiento popular espontáneo, fue organizado por los sindicatos cordobeses, que contaron con el apoyo de los universitarios, de una variedad de partidos políticos y del pueblo.

Fue una huelga con abandono de tareas y movilización, con planteamientos económicos, políticos y gremiales.

Las barricadas se levantaron por toda la ciudad, el pueblo fue tomando uno a uno cada barrio, se enfrentó a las fuerzas policiales, que se replegaron a sus cuarteles, dejando la ciudad en manos de los trabajadores y estudiantes.

Por el Cordobazo y en su gestación, se ejerció el derecho a la autodefensa. La clase obrera, utilizó de modo consciente sus métodos de acción directa. Se recurrió a la movilización, los piquetes, las barricadas, y se conformaron grupos especiales de defensa.

   Los años que le siguen al Cordobazo encuentran al proceso de lucha de calles ampliado y desarrollado en revueltas insurgentes similares en otros centros urbanos y fabriles del país

  Luego de los sucesos de junio-julio de 1975 y la derrota militar en Monte Chingolo, ese proceso se detuvo en tributo a la imposición estatal de prácticas genocidas que se extienden hasta nuestros días, en particular bajo la vigencia de la república burguesa,

En este último período en curso, el marxismo se expuso mayoritariamente como justificación de una política reformista de subordinación del movimiento obrero en una alianza con la supuesta «burguesía nacional», en aras de una supuesta «revolución democrática, nacional.

Sin embargo, también hay que recordar que En su «Mensaje a la Tricontinental» Guevara cortó el nudo gordiano que ataba los explotados de manos y pies aclarando que “No hay más cambios que hacer: o revolución socialista o caricatura de revolución»

El Cordobazo fue uno de los mayores avances de la lucha de la clase obrera y el pueblo en los años 60 y 70. Se reaccionó contra la opresión política, económica y social.
No fue un alzamiento popular espontáneo, fue organizado por los sindicatos cordobeses, que contaron con el apoyo de los universitarios, de una variedad de partidos políticos y del pueblo.

Se rompió la tradición del “paro matero”, fue una huelga con abandono de tareas y movilización, con planteamientos económicos, políticos y gremiales. Se fue a trabajar y desde las grandes plantas industriales, las columnas obreras, compactas, llenas de bronca, arrastraron a los obreros de las pequeñas fábricas.

Las barricadas se levantaron por toda la ciudad, el pueblo fue tomando uno a uno cada barrio, se enfrentó a las fuerzas policiales, que se replegaron a sus cuarteles, dejando la ciudad en manos de los trabajadores y estudiantes. Se ejerció el derecho a la autodefensa. Porque en esas jornadas, la clase obrera, respondió con sus métodos de acción directa. Se recurrió a la movilización, los piquetes, las barricadas, y se conformaron grupos especiales de defensa.

Desde 1966 hasta el Cordobazo, todo intento de resistencia a la dictadura, tenía que descontar la violencia de la dictadura, a partir de ese 29 de mayo, se supo cómo hacer retroceder a las fuerzas que salieron a reprimir a los trabajadores. Fueron jornadas de Solidaridad de clase, que se vio desde la convocatoria hasta la organización, pasando a los momentos de compartir las barricadas, las asambleas espontáneas, etc.

Se demostró una vez más la importancia decisiva del protagonismo de los obreros industriales. La prolongada movilización de otros asalariados, la persistencia y audacia de la lucha de los universitarios, no había logrado lo que consiguieron los trabajadores cordobeses en dos días. El movimiento obrero industrial se hizo cargo de ese liderazgo social y arrastró al pueblo todo a la lucha antidictatorial. Se retomó la vieja tradición, que cuando fueron agredidos los trabajadores en todo el mundo han respondido tomando en sus propias manos, y organizando su defensa.

La pregunta que se extendió de una fábrica a otra fue ¿la clase obrera en sus luchas debe ofrecer las dos mejillas o debe defenderse de los brutales ataques de distinto tipo a los que nos hemos referido? Se llevó a la práctica lo que se consideró un derecho que les permitió luchar. La autodefensa se planteó como disuasiva, defensiva, y sometida a los trabajadores. Una de las enseñanzas fue que la autodefensa de los trabajadores no es, ni debe ser independiente de la voluntad y decisión de los trabajadores, sino que debe ser debatida y aprobada por los propios trabajadores. No deben ser en ningún momento grupos independientes de la clase ni operar por fuera de un sistema democrático de control como son las asambleas. La autodefensa la deciden, la organizan y la llevan adelante los trabajadores.

Además, las Asambleas obreras populares que se realizaron reuniendo en su seno a los obreros y a gran parte de la población pobre de los barrios tomados y rodeados de barricadas, y en algunos lugares con la población ejerciendo el poder de policía, por ejemplo, el de permitir la salida de los bomberos tomados para sofocar incendios, controlar la entrada y salida de los barrios, también constituyeron una forma embrionaria de los órganos de poder, con democracia directa abarcando ya a toda una ciudad

. Con el Cordobazo las masas populares acaudilladas por la clase trabajadora pasaron a impugnar en forma frontal la estrategia de una Revolución que presuponía la “tarea” de la Liberación Nacional. Ese cuestionamiento abarcó lógicamente la caracterización del Estado, del país como semicolonial, las alianzas de clase, el tipo de poder. Se pronunciaron contra la dictadura, los golpes y las salidas electorales. De la consiga, “ni golpe, ni elección, revolución”, se pasó a la proclamada “ni golpe, ni elección, revolución proletaria”, dando de esa manera una salida real fuera del sistema.

Este espacio específico de lucha en las calles, constituyó un punto decisivo en la evolución de la lucha de clases, porque puso de manifiesto el estado que había alcanzado la radicalización de la conciencia política de importantes sectores del proletariado, de la pequeña burguesía y el profundo rechazo antidictatorial existente, acumulado en varios años de deterioro económico-social y de opresión política.

Referenciada la plaza y la concurrencia del último 25 de mayo con el estadio de lucha de calles abierta en el Cordobazo en 1969, se deja ver que la política de la burguesía dominante no ha cesado en el intento de someter a la clase trabajadora.

Ante este estado de situación y el desenvolvimiento de un capítulo más de la farsa en la que se encuentra envuelta la burguesía de conjunto , viene al caso postular estas declaraciones :

Nos educaron para la obediencia.

 Nos enseñaron a bajar la cabeza y no mirar a los ojos. Nos disciplinaron para decir siempre que sí.

Nos indujeron a rechazar todo camino que no sea el electoral-parlamentario.

Nos intentaron convencer, de manera “científica” y “pragmática”, que no es viable el socialismo y, menos que nada, en un continente del Tercer Mundo.

Nos demostraron una y mil veces que América latina es subdesarrollada y vive en crisis permanente por la falta de capitalismo, por la falta de inversiones, por la falta de capitales. Nos machacaron con que “El Estado somos todos”.

Nos volvieron a insistir con que “Todos somos iguales ante la ley”. Nos castigaron y nos golpearon en nombre de “La división de poderes”.

Nos reclamaron comprensión.

Nos pidieron que apoyemos a la burguesía nacional “en nombre de la Patria”.

Nos censuraron. Nos reprimieron. Nos ilegalizaron. Nos endeudaron. Nos explotaron. Nos expropiaron. Nos dejaron sin trabajo. Nos persiguieron. Nos secuestraron. Nos humillaron. Nos violaron. Nos torturaron. Nos desaparecieron. Más tarde… Nos mostraron el camino de la reconciliación. Nos volvieron a solicitar comprensión.