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Nuevo Curso

EL DESPLIEGUE POLITICO DE LA BURGUESÍA LE DA CUERPO A LA FARZA ELECTORAL.

NUEVO CURSO

Las expresiones políticas de los aparatos encargados de la gestión de los intereses de la burguesía en sí, coinciden de manera uniforme en que su programa de gobierno tiene por objetivo lograr consolidar con consenso social un modelo de ajuste y mayor subordinación al mercado mundial que se constituye en la herramienta necesaria para la acumulación y reproducción del capital desde los sectores que tienen una fuente de competitividad gracias al aprovechamiento de los bienes comunes en forma privada.
De esta forma, queda a la vista una relación proporcional. Cuánto mayor consenso construya esta nueva -o renovada- derecha y cuánta dosis de represión social deba aplicar, depende de la correlación de fuerzas que esas operaciones diseñen en la lucha de clases.
Este objetivo no es solo de política interna, esa arquitectura se diseña también, teniendo presente que la burguesía de conjunto “ya voto” por un alineamiento internacional con sectores específicos del imperialismo radicado en Estados Unidos.
Hay importantes sectores de la burguesía argentina acompañando el proceso de concentración del capital, que de manera autónoma están siendo protagonistas de este proceso de alineamiento al capital extranjero monopolista. En ningún caso aparecen como meras víctimas subordinadas al imperio. Esa burguesía decide entregar recursos y buena parte de la riqueza generada por el trabajo en nuestra sociedad, pero lo hace en tanto sujeto político autónomo, para constituirse en socio menor, por su propia determinación. Todos los operadores políticos que simulan luchas como los miembros de la otrora Troupe del fallecido Martín Karadagian.

Ante la feroz iniciativa de la burguesía concentrada, se impone una necesaria defensa del interés objetivo de su clase por parte de los trabajadores y demás sectores sociales que sufren la opresión vehiculizada desde el Estado Esa lucha de resistencia no implica la simple negación de lo dado, sino la construcción de mayor poder desde abajo, con menor tutelaje de los aparatos y las burocracias sindicales y piqueteras, tarea que debe darse en una creciente unidad de acción.
Existe un dado incontrastable. Las recurrentes disputas dadas por el kirchnerismo en torno a espacios estatales desde donde posicionarse y construir su poder real, se apoyaban en la fuerza social poli clasista que supieron construir en el curso de la primera década del siglo, siendo ese capital humano retenido, insuficiente como para constituirse en factor hegemónico de la política estatal.


Hay que enfatizar que el escenario de incapacidad que hoy exhibe este bloque ideológico y de intereses específicos dentro de la burguesía dominante bajo lenguaje populista, no es otro que la consecuencia necesaria de un prolongado “ir a menos” de este aparato político, que pasó de amenazar con profundizar el populismo a un extendido derrotero de claudicaciones en un marco de sucesiva renegociación a la baja de los términos de la dependencia.


Buena parte del capital concentrado frente a la fragilidad y defraudación del populismo advierte la oportunidad de retomar el control directo de todas las instituciones del Estado cualquiera fuese quién resulte electo. El gobierno de los Ceos y de las ONG (como intelectuales orgánicos del neoliberalismo, que acaudillan en este caso a una fracción importante de sectores medios) es una fuerte tendencia del desarrollo del proceso en curso.


La burguesía dominante se apunta en una situación histórica favorable para obtener el pleno control estatal advirtiendo que este solo puede ser sustentable y prolongado en el tiempo con una recomposición hegemónica neoliberal en el plano cultural. Es la idea que expresó de la mejor manera la vicepresidente cuando señalo que el capitalismo llegó para quedarse y se exhibiría como única vía posible, para lograr el orden social.
La gobernabilidad capitalista que ofreció el kirchnerismo tenía precio y obligaba a una transacción. Es, ese espacio político el que ha desaparecido y es eso lo que enseñan las preliminares del acto electoral. Asistimos a la defunción de un modelo de gestión política por vía de mediaciones y negociaciones a otro de absoluto sometimiento al programa liberal.

También debe advertirse que los sectores de la burguesía agraria competitiva han decidido apostar fuertemente al retorno de su alianza subordinada al imperialismo yanqui y europeo, promoviendo un neoliberalismo recargado
La libre movilidad del capital que pregonan, favorece que, en las relaciones sociales de producción, tome plena vigencia acentuada la ley del valor amenazando directamente a todas las industrias locales que no gocen de una protección especial ante la mayor productividad del trabajo en las industrias extranjeras. El alza en las tasas de interés y el aumento en las tarifas refuerzan ese quebranto. En el caso de los sectores productivos que no exportan, el desplome del mercado interno cierra el círculo, siendo que ya, a pesar de la publicidad oficial, dan signos significativos de esa tendencia.

En este contexto trabajadores, sin distinciones de género nos vemos objetivamente en competencia por la venta de nuestra fuerza de trabajo, unos contra otros. El resultado genérico es que los empresarios industriales nos chantajean indicando que, si no aceptamos un aumento de la explotación, ellos cerrarán las fábricas y a su vez presionan sobre el aparato estatal para que se subsidie o se incrementen los subsidios sobre esa actividad
La lucha salarial y contra los tarifazos pueden apenas atenuar el ajuste si resultaren exitosas. Esos “éxitos”, se ven incluso diluidos en la medida que la creciente inflación mantenga su ritmo. Todo esto obliga a superar el espacio meramente economicista propio de programa mínimo, y avanzar hacia el planteo directo hacia las masas de trabajadores de construir organización de poder obrero y puja por un nuevo orden social. La sombra de un nuevo ciclo de quiebra de industrias y alza de la desocupación hace también urgente construir una alternativa política.
Hay entonces una necesidad planteada en torno a la unidad de acción de explotados y oprimidos de contenido “anti ajuste” que puede abarcar algunos sectores medios no asalariados que se ven empobrecidos Sin embargo esta unidad reivindicativa no borra los intereses antagónicos en la relación capital-trabajo y es ella la que pone en cabeza de esa alianza a la clase trabajadora en sí
La propaganda socialista revolucionario debe atender al contenido específico de trazar en la lucha un camino independiente.
Desde esa misma perspectiva, atendiendo al incremento de la tendencia represiva estatal y paraestatal corresponde incorporar al programa de lucha, y la agitación sobre los sectores medios a partir de la defensa de la plena vigencia de las libertades democráticas, siendo ese factor parte inescindible de la lucha de clases.
La situación está mostrando un terreno favorable para las ideas revolucionarias. Sin embargo, el peligro evidente es que estas luchas terminen siendo derrotadas por su aislamiento o queden diluidas en nuevas expectativas en futuros candidatos, lo que la burguesía ya comienza a planificar con montañas de dinero y propaganda. La única posibilidad que estas luchas e incipiente rechazo político se transformen en conciencia revolucionaria y se desarrolle como una referencia para el país, es si logra entroncar con la dirección política revolucionaria desde la vanguardia de trabajadores que activa por su construcción como partido-programa.