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Nuevo Curso

LOS ROSTROS DEL CAPITAL. LA IMAGEN COMO MERCANCIA ROMPE CON LA RELACIÓN POLITICA DE REPRESENTACIÓN Y AHOGA EL ORDEN BURGUES DE LA DEMOCRACIA FORMAL

A veces sucede. Decimos a veces para no incurrir en dramatismo, pero ese a veces tiene tanta frecuencia que asume una tendencia dominante en lo que ocurre en este siglo. Si eso sucede en términos colectivos como clase social dentro de una sociedad, no es extraño que los a veces sean personales o la de un pequeño grupo como el que se ocupa de editar y publicar en esta página, máxime si lo que se ha propuesto es tomar “un nuevo curso” intentando aportar al problema subjetivo que exhibe este tiempo de convulsiones y guerras, buscando su superación en el plano colectivo.
A veces sucede, que llueve sobre mojado. Que los atajos utilizados por algunos, llevan a vía muerta o construyen otros atajos igualmente falaces. Ocurre además que otros desisten, otros persisten y otros piensan para engañar vendiendo certero su fraude con moño.
A veces sucede, que todo cuanto nos rodea oprime y nos excluye. Sucede que se nos margina, que se nos colocan etiquetas y la sensación macabra es sentir que se vuelve a vivir lo vivido en la dictadura. “Cuidado con esos tipos”. Cuidado con sus ideas y acciones que conducen al caos. No te juntes con esa gente. Miradas de “yo no fui”. “Cosa de troscos, etc. Eso en el plano de los dichos y hechos. Otros con mas “genialidad”, hacen la del avestruz y meten la cabeza en un hueco, que puede llamarse poesía, estudios específicos, psicoanálisis, terapias alternativas y demás. No faltan los que huyen, con internet, celulares en mano, buscan la magia como en los orígenes se acudía a los talismanes y demás. Hacen fe en la virtualidad, y creen que los inventos de consumo masivo son neutrales.
A veces todo esto es como un piolet descargado sobre nuestra propia cabeza perturbada por su existencia, porque esto, a no olvidarlo, ocurre mientras es real el 43 por ciento de pobreza y entre ellos el 51 % de niños, que no tienen espacio para acudir a otro símbolo que no sea la camiseta de Messi y un grito de gol que unifica a propios y extraños en un espacio callejero.
A veces, como hoy la existencia se vive como , oprobio, explotación y opresión social, con violencia física y simbólica descargada sobre nuestros cuerpos. Resulta indispensable (como se cantaba en otros tiempos y otras calles, por los que ya dejan de protagonizarlas por desaparición física sin ver cumplido aquello de “aparición con vida y castigo a los culpables”) pensar y actuar desde el dolor de una pérdida, sencillamente porque son las perdidas las que mayoritariamente nos acompañan , viendo a una generación de las postrimerías del siglo pasado y las primeras décadas del presente , alejarse del pensamiento, la acción , la búsqueda de verdad, para refugiarse en el más crudo pragmatismo individualista

El orden social capitalista, dentro del formato que toma expresión mayoritaria según se puede inferir de los resultados de las PASO, añade al dinero , una mercancía específica: LA IMAGEN. Lo hace alterando el valor de uso que tradicionalmente tenía la producción de una determinada imagen , en tanto esta última, ha dejado de ser la representación de algo o alguien en sí, para pasar ella misma a ser “la imagen”, es decir algo que tiene el ser en sí mismo.


Dicho, en otros términos, el capital no utiliza la imagen como un medio para reflejar algo, sino que lo reflejado se diferencia dejando de ser un reflejo para pasar a ser un objeto en sí. De esa forma, no es MILEI quien tracciona más votos sino la imagen de Milei, lo que establece la relación de representación política específica de la democracia indirecta.


Dado el fenómeno descripto, lo importante es advertir que lleva a que la configuración autónoma de la imagen como mercancía, hace que no interese la condición psíquica de Javier Milei extremo sobre el que todos los sectores burgueses opositores parecen poner el acento, incluida la candidata del FITU, en una muestra más de su seguidismo parlamentarista y reformista
. En sentido inverso, lo relevante es advertir que no otra cosa que imágenes son las que se votaron en la materialización de la primer etapa de la farsa electoral. En ese mercado por todos los participantes admitidos ha sido impuesta en la sociedad por el 31 % de los votos emitidos la que vendía el aparato empresarial que organiza la marca La libertad avanza.


Esta imposición por razón de cantidad de votos, implica un retorno veloz y feroz de las relaciones capitalistas “clásicas” centradas en el individualismo, el fetiche de la mercancía y del mercado como ente regulador de la existencia humana y el pragmatismo como programa ético individualista .
En definitiva, Capital-trabajo, ley del valor, propiedad privada de los medios de producción y mercancías son los elementos centrales que se integran en la imagen que expresa “libertad avanza”, en tanto soporte político de reproducción y aceptación por consenso o violencia de esas relaciones.


Por fuera de esto, y atravesando instancias de presión política, especulativas ligadas al precio del peso, con relación a las divisas, especialmente el dólar, desde los tipos de cambio paralelos y el aparato mediático, el grueso de la clase trabajadora y otros sectores desplazados del mercado laboral se sumerge en la pobreza y miseria estructural situación que emerge de la causalidad eficiente que esa depreciación del dinero genera en la existencia objetiva no pasible de maquillaje ideológico alguno.
De esta manera y por fuera de la emergencia primaria de atender a la satisfacción digna de nuestras necesidades elementales, puestos en la necesidad de sobrevivir en sociedad, los sucesos contingentes en curso dan cuenta de un fenómeno social de alto grado de complejidad determinado por las intensas tendencias contrastantes que se verifican y dejan verse a su interior.


Un aspecto de esa complejidad, esta dado por el alto grado de enseñanza que tiene la cuestión ,si se la analiza desde el plano de los factores subjetivos en juego, y la incidencia de los mismos en los resultados transitorios que exhibe el proceso político-social.


Viendo las cosas desde esta perspectiva, aun admitiendo que su discurso remite a otro contexto histórico , y teniendo en consideración que pese a su diversidad tiene cierta proyección a lo que nos toca vivir, es importante recordar que León Trotsky tuvo ocasión de indicar que :
«La situación política mundial del momento, se caracteriza, ante todo, por la crisis histórica de la dirección del proletariado.»…
…»La burguesía misma no ve una salida»…
…»Las charlatanerías de toda especie según las cuales las condiciones históricas no estarían todavía “ maduras ” para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente.
Las condiciones objetivas de la revolución proletaria no sólo están maduras sino que han empezado a descomponerse. Sin revolución social en un próximo período histórico, la civilización humana está bajo amenaza de ser arrasada por una catástrofe.
Todo depende del proletariado, es decir, de su vanguardia revolucionaria
La crisis histórica de la humanidad se reduce a la dirección revolucionaria.» L.Trotsky . Programa de transición.»

Ese discurso toma actualidad en la medida en que los desplazamientos en el poder formal en Argentina y los epifenómenos económicos más relevantes (devaluación -endeudamiento- inflación) nos aproximan desde su emergencia a la constatación ineludible de las reglas de juego impuestas por el capital financiero y al carácter significativamente predominante de su cultura que arrasa con toda ilusión republicana y con ello con la posibilidad de alguna forma imperfecta de organización democrática que habilite políticas de derechos subjetivos por las que simbólicamente se establezca la capacidad del todo social para decidir individualmente desde cada uno de sus componentes sin diferenciación alguna, mediante el voto , sus propios destinos.
Los hechos recientes en Argentina, encadenados a un desarrollo causal tendencialmente expresado en lo que va del siglo XXI, indican que la ley económica del valor, es decir, el fenómeno económico fundante del capitalismo se transforma lisa y llanamente en la instancia directamente dominante de la reproducción y desenvolvimiento de la sociedad de clases productora de mercancías, y a ella se asocia “la imagen” en tanto mercancía.
Dicho de otra manera, se constata sin posible duda , el despliegue de la dimensión económica y la subordinación significativa de las instancias jurídicas -políticas e ideológicas a ella . Es ese el esquema funcional de los imperativos marcados por la crisis de reproducción ampliada del capital.


De esta forma , lo vivido exhibe sin posible ocultamiento, que el interés objetivo de la burguesía como clase en sí, exige la disolución de la embrionaria forma republicana de Estado y su apariencia la forma democrática con incidencia directa sobre las relaciones humanas constitutivas de la sociedad civil a partir de la desintegración de la idea de ciudadanía y el objetivo ideológico de inclusión social en ese formato aparente.


Las desigualdades sociales, las asimetrías existenciales reflejan la concentración acentuada del capital y la localización del poder real en sociedades monopólicas donde se fusionan capital industrial-bancario y bursátil haciéndolas esenciales al dominio cultural excluyente de las mayorías de la cosa pública.
Asistimos al agotamiento de toda política fundada en la posibilidad de formas imperfectas de reformismo y satisfacción desde el Estado de las demandas fundadas en derechos subjetivos inherentes a la persona humana.


Esto implica entender que esta significativamente socavado el papel histórico del reformismo, quedando el espacio abierto para un escenario objetivo de enfrentamiento clase contra clase, expresado en una refundación cultural capitalista absorbida en forma total por el capital financiero y su naturalización de la barbarie o ante la posibilidad de una instancia transicional hacia otra sociedad por vía del poder obrero y su dictadura de clase.


El reformismo naufraga y se agota políticamente al mostrar su incapacidad , que debe ser leída en términos históricos y estructurales , de la que se sigue su inhabilidad o ineptitud para poder consolidar en nuestra sociedad la forma republicana de estado , y el gobierno democrático marcadamente presidencialista que instituyó la burguesía al constituir el Estado Nacional a fines del siglo XIX.
El capitalismo financiero agudiza en la sociedad donde nos toca sobrevivir , el choque entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción fundadas en la propiedad privada de los medios de producción. Los trabajadores conocemos de un largo período de explotación en el que dispositivos ideológicos mediante nos constituimos de modo no reflexivo en soporte social de la política burguesa dictada por esos imperativos estructurales emanados de los obstáculos que presenta en un capitalismo tardío atrasado y dependiente la reproducción ampliada de esa modalidad de producción.


Por ese motivo las circunstancias históricas nos llaman a comprender los alcances de ese modelo para convertirnos en el enemigo social de lo dado, liberándonos por esa vía de la explotación y de las condiciones inhumanas de sobrevivencia que nos impone al avanzar en su barbarie.


La república burguesa , su democracia formal restringida esta al servicio del capital financiero, es su engranaje superestructural para estrangular toda resistencia sostenida en la crítica de esa dominación de clase.
Ese Estado de la burguesía es la expresión lisa y llana de un dictadura de clase a la que no cabe otra opción que oponer con idénticas implicancias confrontativa la dictadura de la clase obrera.


La dictadura burguesa, expresión política del capitalismo financiero no puede ya exhibirse luciendo un ropaje de respeto a una pretendida voluntad popular. El cohecho, los fraudes comerciales, bursátiles, y bancario por su peso específico brutal en las condiciones materiales de existencia de los trabajadores y los alcances de su crisis de reproducción, han terminado por aplastar toda posibilidad simbólica de representación política, declarando la defunción de toda posible política de asignación de derechos subjetivos a través del Estado. Una nueva sociedad, el dominio político del poder obrero y su dictadura de clase es la contratendencia superadora, que debe emerger con toda su fuerza para marcar el contenido específico del fenómeno social en curso e imponer su superación.


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