Nuevo Curso

DESAFIOS DE LA LUCHA DE CLASES

La ideología de la modernización y de la expansión (del mercado y de la producción) que subyace en cualquier discurso que emerge desde las usinas del poder burgués sirve, más que nunca, para legitimar la acumulación ilimitada de valor por parte de una reducida elite y la creciente destrucción extractiva de los recursos naturales  

Es este el nuevo rostro del fetichismo de la mercancía, de los haceres del imperativo y del productivismo como manera ideológica de dar cuenta del intento de rescate del orden social por un nuevo período de acumulación primitiva del capital.

En ese contexto la intervención directa de la militancia buscando construir la vanguardia obrera, necesita ser clara y precisa en sus tareas de agitación y propaganda respecto a que no hay espacio de resistencia como objetivo, sino de rebelión catalizadora de la dialéctica del proceso revolucionario al interior de la lucha de clases.

Resistencia implica en todo sentido, lucha por permanecer en lo existente cuando esto en sí mismo es el resultado decadente de lo dado, donde el naufragio de los paradigmas ideológicos que dominaron las dos primeras décadas de este siglo son constatables.

La persistencia resistente en el esquema relativo a la táctica de asignación de derechos subjetivos por vía de su declaración estatal, a las personas contenidas en los sectores socialmente vulnerables por la opresión y explotación a la que son sometidos de conjunto por el orden social capitalista y su poder burgués, oculta el fracaso de ella misma que ha hecho las veces de conductor hacia la actual prevalencia del productivismo, el utilitarismo y el individualismo lacerante. Por ello no es posible resistir buscando afirmar derechos, sino que cuanto corresponde es trascender la negación afirmativa del capital que implica el reformismo, asumiendo el camino constructivo del poder obrero.

Táctica y estrategia en sentido estricto son conceptos apropiados para la guerra o el combate. Desde el punto de vista de la militancia política de la vanguardia socialista, táctica y estrategia conforman una unidad dialéctica, en la que la primera debe estar subordinada a la segunda. Si el plan de acción se diseña para alcanzar como meta la estabilización de las condiciones sociales existentes en otro momento del desenvolvimiento del capitalismo como pudo serlo el primer peronismo, manteniendo la prevalencia de la relación capital-trabajo y el derecho de propiedad privada de los medios de producción que le da expresión con forma jurídica e imperio de la ley, lo que se postula es reformismo del sistema y no su superación revolucionaria.

Debe propagandizarse hacia la clase trabajadora en sí, que es un error ubicar al reformismo como un planteo político estratégico que implica un momento del proceso revolucionario en tanto uno y otro, por lo señalado precedentemente, resultan antagónicos en el contenido y naturaleza del orden social al que propugnan. Debe hacerse evidente que la relación de explotación a la que son sometidos los trabajadores y la opresión que emerge del orden social capitalista , está en la base de esa estructura y no genera sino posibilidades para mejor vender la fuerza de trabajo del que carece de toda otra propiedad de medios de producción y en ningún caso su superación emancipatoria por vía de las acciones del poder obrero y la política de clase del proletariado destinada a hacerle desaparecer como tal para integrar una nueva sociedad, y un nuevo hombre nacido de vínculos sostenidos por relaciones justas producto de la puesta en acto del principio de colaboración y en ningún caso de la competencia de uno contra otro.  

La crisis no puede ser resuelta de ninguna otra forma que no sea mediante la revolución socialista, ese paradigma debe ser llevado como consigna de toda militancia, con la advertencia complementaria, en el actual estadio de la lucha de clases que lo contrario, es decir, el apartamiento consciente del programa socialista implica la posibilidad cierta de que en el tiempo todo trabajador, considerado como clase en sí, sea forzado a aceptar el programa del fascismo.

Siendo ese diseño estratégico, la acción militante tiene en todos los casos  una naturaleza política de clase , restando espacio específicos a los movimientos sociales por su extranjería con la generación de valor en el proceso productivo en forma tal que sus acciones solo quedan reducida a su presencia y visibilizarían callejera , que tiene una sensible merma por la acción represiva del estado y la determinación política de la burguesía de dar por caduca la mediación de las estructuras burocráticas de quienes dirigen esas organizaciones.

 En el pensamiento de Marx existe una concepción dialéctica del proceso social que no coincide con la idea del mejoramiento de la vida social en el orden capitalista El objetivo final emancipatorio es en el plano de la lucha política , necesario e inevitable en tanto  permite explicar e integrar cualquier hecho que protagonice la clase trabajadora en el movimiento tendencial  hacia la libertad entendida como espacio en donde el hombre nace como hombre nuevo despojado de toda relación de servilismo en relaciones sociales nuevas sostenidas en el valor justicia entendido como materialización del principio de justicia que se expone por Marx en la  Crítica del Programa de Gotha  de la siguiente manera:

En una fase superior de la sociedad comunista, cuando la esclavizadora subordinación del individuo a la división del trabajo y con ello a la antítesis entre trabajo mental y físico haya desaparecido; cuando el trabajo se haya convertido no sólo en medio de vida, sino en la primera necesidad vital; cuando a la par con el desarrollo global del individuo hayan aumentado las fuerzas productivas y los manantiales de la riqueza colectiva fluyan más abundantemente, sólo entonces podrá rebasarse en su totalidad el estrecho horizonte del derecho burgués y podrá la sociedad inscribir en su estandarte: «¡De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades!»

“Sólo cuando una gran revolución se apropie de las conquistas de la época burguesa, el mercado mundial y las modernas fuerzas productivas, sometiéndolos al control común de los pueblos más avanzados, sólo entonces el progreso humano habrá dejado de parecerse a ese horrible ídolo pagano que sólo quería beber el néctar en el cráneo del sacrificado.”

La naturaleza contradictoria del desenvolvimiento capitalista que lleva a muchos a alegar con cifras lo que la realidad pone en crisis, pretendiendo la viabilidad de ese modo de producción en función de lo que consideran desarrollo de fuerzas productivas, siendo que ellas se dan en contexto de guerras y revueltas, crisis humanitarias en distintos puntos del planeta por carencias de recursos esenciales, sobrexplotación asemejable a una neo-esclavitud, y disputas Inter imperialistas por mercado en el marco de acciones que apuntan a una nueva acumulación originaria de capital ,  ignora este lado siniestro del orden social dominante, en particular en la faz subjetiva que le torna incapaz de dar una existencia concreta al ser humano dentro de la satisfacción necesaria de sus requerimientos de sobrevivencia digna . 

El capitalismo, como ya lo indicaba el propio Marx, por todas las vías observables en lo real existencial, exhibe en su naturaleza el ser propio de la divinidad fenicia y cartaginesa que llevaba en los relatos el nombre de Moloc, quien para existir   exigía la habitualidad de los sacrificios humanos principalmente niños; o mujeres.

En nuestro país, no nos gobierna una figura humana con cabeza de toro, como se describe a. Moloc, pero hemos visto al titular del ejecutivo afirmarse en la naturaleza de un león , portar una motosierra y sostener la legitimidad filosófica de la mercantilización de niños o a un diputado sostener que la trata de niños se soluciona con la legalización de su venta por sus progenitores en un absurdo extremo de como la forma jurídica resulta absolutamente funcional a la circulación de mercancía, lugar en el que se “sacrifica” a la condición de persona en desarrollo.

Al mismo tiempo el capitalismo y sus sistemas de producción ,destruye, al mismo tiempo, la salud física de los obreros urbanos y la vida intelectual de los trabajadores rurales y todo crecimiento posible de fuerza productiva en la agricultura capitalista no es sólo un progreso en el arte de esquilmar al obrero, sino a la vez en el arte de esquilmar el suelo; todo avance en el crecimiento de la fertilidad de éste durante un lapso dado, es un avance en el agotamiento de las fuentes duraderas de esa fertilidad. Este proceso de destrucción es tanto más rápido, cuanto más tome un país a la gran industria como punto de partida y fundamento de su desarrollo. La producción capitalista, por consiguiente, no desarrolla la técnica y la combinación del proceso social de producción sino socavando, al mismo tiempo, las dos fuentes de toda riqueza. La tierra y el trabajador

Quienes se someten a la lectura de la realidad por cifras sucumben en la moderna civilización burguesa y se parapetan dentro de una construcción del progreso humano de puro contenido línea.

Rompe con ese esquema mecanicista, la idea de que el comunismo moderno rescata alguno de los valores humanos del “comunismo primitivo”, destruidos por una civilización que se basa en la propiedad privada y el Estado. Ese criterio de rescate de la cuestión subjetiva y los datos existenciales reales que ponen al orden capitalista en crisis de dominación por su imposibilidad objetiva de atender con justicia a la satisfacción de las necesidades básicas de la humanidad y propender a la protección de la tierra y el medio ambiente

Los últimos trabajos de Marx sobre Rusia constituyen otro documento fundamental de la “dialéctica del progreso” no lineal, desligada de la herencia eurocéntrica. En su célebre respuesta a Mijailovsky (1877), Marx critica las tentativas de “metamorfosear mi esbozo histórico de la génesis del capitalismo en Europa occidental en una teoría histórico-filosófica del desarrollo en general, impuesto por el destino a todos los pueblos, sean cuales sean sus circunstancias”. Y en los borradores de la carta a Vera Zassulich, Marx contempla la posibilidad de que Rusia pueda evitar los tormentos del capitalismo, en la medida en que gracias a una revolución rusa la comuna rural tradicional podría ser la base de un desarrollo específico hacia el socialismo.

Ese criterio está además en la génesis y desarrollo histórico ulterior de la teoría de la revolución permanente con la que Trotsky nos lega una herramienta necesaria para la comprensión de nuestros tiempos por fuera de los enclaves mecanicistas del reformismo pretoriano yacente en los grupos que obran satelitalmente a la cooperativa electoral FITU

En la teoría de la revolución permanente Trotsky, rompe con ese desarrollo lineal exclusivamente centrado en las fuerzas productiva consideradas de modo autónomo, al rechazar la relación mecánica entre el nivel de las fuerzas productivas y la madurez revolucionaria

En su legado queda planteado si las condiciones de su análisis permanecen en lo real existente, que lejos de seguir una evolución lineal –feudalismo, revolución burguesa, desarrollo del capitalismo moderno, crecimiento de las fuerzas productivas hasta un punto en el cual ya no pueden ser contenidas por las relaciones de producción, revolución socialista–   el desenvolvimiento  social-revolucionario tiende a comenzar en los países periféricos, menos desarrollados y de incorporación tardía a la modernidad capitalista.

La pesada herencia del “progresismo” y del productivismo de la Segunda Internacional, que pugna por sobrevivir de la mano de los reformistas de todo pelaje  no tiene presente que la teoría del imperialismo de Lenin considera a la expansión mundial del capitalismo no como un proceso benéfico de desarrollo de las fuerzas productivas, sino  como  una etapa del desenvolvimiento capitalista basado en una intensificación de las formas más brutales de dominación y una fuente de guerras (inter-imperialistas) cada vez más criminales.

 Nos encontramos en las antípodas del razonamiento evolucionista y determinista que habilita la continuidad del orden social capitalista constatando sectores de la producción que desarrollan sus fuerzas con hincapié en el avance tecnológico, en particular en las vías de comunicación y los sistemas de utilización de la fuerza de trabajo humana.

La cuestión clave sigue siendo la de la apertura del proceso histórico, cuyos resultados no están determinados de antemano por un vector del progreso irreversible (el “desarrollo de las fuerzas productivas”).

Desde la lectura del Manifiesto Comunista, puede advertirse que en cada época la lucha de clases puede implicar una superación revolucionaria de la sociedad, o enfrentarse con el derrumbe de las clases en conflicto. Si esto se aplica al actual estadio del desarrollo de ese conflicto social, esto significa necesariamente el imperativo de pronunciarse sobre el carácter “regresivo” del actual desenvolvimiento de las fuerzas productivas en el marco del modo de producción capitalista.

Si se les otorga predominio a los soldados ideológicos de la teoría del progreso, determinista y economista afincados en demostrar el “desarrollo de las fuerzas productivas” enlistándose, tanto en la Segunda Internacional como en la Tercera después de 1924.

En sentido inverso, es fundamental reconocer y con ello dar contenido concreto en la militancia real hacia la clase trabajadora en sí ,  por estar esta  persuadida por construcción del sentido común armada por el aparato ideológico del poder burgués de la naturalización del capitalismo como única forma posible de organización social de la productividad  , que la comprensión del fenómeno abarcativa de todos los matices de nuestra existencia lleva imperativamente a la búsqueda de otra sociedad sostenida en el programa socialista, por vía del poder obrero.

Rosa Luxemburgo rompió de manera radical con cualquier posibilidad de desarrollo vital del capitalismo, proclamando el irreductible factor de contingencia del proceso histórico, que abandono el mecanicismo positivista disfrazado de materialismo y posibilito una teoría de la historia que reconocía finalmente el peso del factor “subjetivo, concentrando su pensamiento en la fórmula “socialismo o barbarie”. Las guerras y las confrontaciones sociales, el fascismo, las practicas genocidas desde los Estados, las catástrofes en el ecosistema, le dieron de diversas maneras la razón, que no pudo ser acallada con su sacrificio personal.

El siglo XX y lo que lleva del presente, dan prueba que el mecanismo de sobrevivencia del imperialismo en tanto representación de la última fase de las formas en que se materializa el capitalismo, con sus reiteradas crisis de sobreproducción, es la destrucción masiva de fuerzas productivas en la guerra y el desarrollo permanente de la industria bélica con incorporación desde ella de los adelantos científicos en materia de comunicaciones

Estamos en la época de agonía del capitalismo, pero su muerte y su superación histórica por la transición socialista y el poder obrero, solo puede generarse si se resuelve dese el plano subjetivo, la crisis de dirección de la vanguardia consciente de los trabajadores constituidos en clase “para sí”, y determinados hacia su propósito emancipatorio de toda explotación y opresión.

Si retornamos al empleo del esquema “táctica y estrategia”, con sentido político la conclusión desde lo dicho, ubica en el plano estratégico, la destrucción del sistema capitalista y sus instituciones, la abolición del trabajo asalariado y las clases social.

Para el rescate de esta perspectiva militante es preciso educar y propagandizar por oposición a la abstracta defensa de los sistemas de gobiernos democráticos que nacen de la república burguesa, la instauración de la dictadura del proletariado, planificar la economía, colectivizar y socializar los medios y producción, indicando a la vez, como método la acción directa, la violencia revolucionaria de las masas explotadas y oprimidas.

 La conciencia de los oprimidos, su organización revolucionaria y su iniciativa política no pueden ser vistas como simples factores que aceleran o retardan el progreso histórico, cuyo resultado ya está predeterminado por la “contradicción entre las fuerzas y las relaciones de producción generada por la obstrucción en el crecimiento de las primeras”, sino como fuerzas decisivas para solucionar la crisis capitalista: la emancipación social o la barbarie.

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