Nuevo Curso

LA VIDA DIGNA NO SE EMPARENTA CON PRESUPUESTOS Y CANTIDADES

Sucede con frecuencia en las opiniones y comentarios deportivos, sitio absolutamente mercantilizado por los hacedores de las transmisiones deportivas y las marcas de indumentaria, en donde luego han desembarcado los juegos de apuestas, y las cervecerías. Un combo antideporte , solo centrado en las elites domesticadas de jugadores y los consumidores  que concurren a sentarse frente a pantallas o visitar los campos de juego, con fanatismo, irracionalidad y un puro afán de éxito conseguido , en su caso ,  por otros . Esto último se ve claro en la propaganda donde el capitán de la selección argentina, dice : “vamos todos juntos” o el técnico convoca “porque lo necesita” a un esteriotipo del que se ocupa de un campo.

Pero más allá de esto, en forma generalizada se da hoy en el discurso de los periodistas y quienes opinan al respecto, una cuestión sustantiva por la que se introduce al dinero de forma abierta –

El dinero no es otra cosa que la materialización social del trabajo humano abstracto. Se da y existe, para que pueda realizarse el valor de las mercancías en la esfera de circulación. Sin embargo, la cantidad o suma de dinero se ha establecido por vía ideológica en el deporte como la medida de la potencialidad de un equipo que permite ponderar según el monto la calidad de ese equipo y sus posibilidades de éxito.

En esta semana para ponderar la eliminación de Internacional (de Brasil) a manos de Rosario Central se dice muy suelto de cuerpo y se generaliza , que lo que hay que tener presente es que el presupuesto del Inter  cuadriplica al de Central, y eso da más merito al resultado real.

Sin dejar de valorar el éxito deportivo de Rosario Central que muy bien le hace a la economía de la ciudad , alicaída por las medidas que han adoptado los gobiernos en las cuatro últimas décadas, lo cierto es que con esta intervención ideológica de los medios deportivos, se hace una suerte de endiosamiento hacia el dinero y la cantidad, por sobre el sentido de lo humano en la existencia y en la vida.

El criterio que define lo humano es la capacidad de trabajo del hombre, dote que no tiene otro ser vivo en este planeta. Es precisamente el factor subjetivo, la condición , las ansias, los estímulos morales de un trabajador específico, el jugador de futbol el que hace la diferencia por encima del dinero o los presupuestos abultados. Lo contrario sería dirimir la vida deportivos sin torneos, es decir, el que consigue mejor presupuesto gana  por decreto el torneo.

Los jugadores de Rosario Central, como otros tantos equipos que por ejemplo se miden en la Copa Argentina, nos han dado muestra de cuanto puede el hombre y sus emociones por sobre los fenómenos sociales. Es una buena lección para quienes abogan a diario por consolidar en el entendimiento humano que el capital pertenece al orden natural y sus Estados poderosos , son invariables en el tiempo , recitando dogmáticamente que el socialismo y su revolución no son posibles.

La superación del capitalismo no solo debe ser medida en sus posibilidades fácticas por las variables  económicas , en especial en cuanto atañe al desarrollo o no de las fuerzas  productivas, sino también en el terreno  ideológico y  en particular en la conformación de conciencia de clase donde subyace otra construcción moral de lo que implica la humanidad.

“El socialismo sin la moral comunista no me interesa”, decía Ernesto Guevara ocupado en cimentar las bases de la revolución cubana buscando construir una nueva hegemonía basada en una reforma intelectual y moral, para lo cual es necesaria la desmercantilización de las relaciones de producción y de las relaciones sociales en general.

Estas enseñanzas desde lo cotidiano, nos dejan ver la necesidad de abordar un nuevo curso en los modos , las formas y las relaciones que componen la militancia revolucionaria por el socialismo, de la que debe despejarse toda rutina aparatista , el culto de las cantidades de adherentes por la cantidad misma y motorizar nuevos encuentros y relaciones que coloquen a la destrucción del poder burgués como objetivo primordial, sin el cual el resto de las consignas se tornan abstractas e inconducentes a su propia realización material.

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