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Nuevo Curso

NUESTRA REALIDAD  2024 y EL ASESINATO DE LEON TROTSKY

Ahora que todo es presente….

Ahora que está tan sola

La soledad

Ahora que, todos los cuentos

Parecen el cuento

De nunca empezar

El 20 de agosto de 1940, Ramón Mercader -bajo la falsa identidad de Frank Jacson- entró en la casa de Trotsky en Coyoacán. Con un piolet, una especie de pico de metal afilado con mango de madera que suelen utilizar los alpinistas le atacó, provocándole heridas que determinaron que por la tarde del día siguiente falleciera.

Cuando la pica de este asesino ponía fin, a la vida de León Trotsky, los trabajadores del mundo, con distinto grado y cantidad según sus particularidades nacionales, empezaban a comprender el sentido de muchas de sus advertencias y el motivo de su esfuerzo por dotar a la clase de una nueva organización política internacional capaz de traducir en forma orgánica la lucha por la defensa del marxismo y el objetivo de construcción del socialismo en el mundo. 

Esa muerte fue vista por quienes emprendieron las acciones para ese resultado, como una necesidad para que se sorteara un obstáculo significativo en el derrotero de la humanidad a la mayor barbarie de su historia, que, a pesar de toda la campaña ideológica desenvuelta, y los resultados inmediatos de la guerra civil española , exigía el aniquilamiento de todos aquellos verdaderamente capaces de ponerle un fin por medio del arma ya probada de la revolución proletaria.

El tiempo transcurrido, el desarrollo sistemáticos de prácticas genocidas en nuestra sociedad, cuyas consecuencias inmediatas y extendidas no dejan de hacer efecto en la clase trabajadora aún hoy cuando todavía por impronta de los sectores medios se siguen esperando los resultados de juicios que se desarrollan ante el propio poder judicial que tuvo continuidad histórica con el régimen dictatorial cívico-militar de los setenta  y a la par se trabaja políticamente con diseño arquitectónico conformado por la burguesía de conjunto para una segunda impunidad que se agrega a la anterior amnistía dictada en el siglo pasado , la lucha de clases deja ver más de cuarenta años de trabajo político de quienes se dicen los herederos del gran revolucionario , pero que a la par no han hecho otra cosas que abandonar la lucha sistemática por la construcción ineludible  de partido-programa , con lo cual  pierde su condición revolucionaria por lo que  se han sumado al socialismo de academia, y permitido que en la militancia concreta se haga  un culto del repudio a la construcción de partidos revolucionarios, sustituyéndolos por colectoras de votos necesarios para el armado de una izquierda del régimen que deja ver en los hecho y en cada una de sus intervenciones su cretinismo parlamentario, forma con la que revisten su reformismo y el culto fetichesco de la ley y el estado constitucional de derecho que conforma la forma jurídica del orden social capitalista.

Por esta razón hay que advertir, que en los próximos días es probable que tengamos que padecer nuevamente la metamorfosis de la militancia por la liturgia de veneración abstracta a un revolucionario, que paradójicamente era quien más luchó por evitar que la lucha bolchevique se convirtiera en esa grosera mueca de lo que no es, tal como se presenta el formato de militancia aparatista y corporativo que agoniza en el FITU y sus colaterales.

Trotsky es hoy un espacio vivo de lucha, en la medida en que la cuestión   ideológica  y programática adquiera centralidad y termine con décadas de oportunismo reformista que solo apunta a la , conquista de  la intelectualidad pequeño burguesa a la deriva y a obtener las migas que caen de la destrucción real del movimiento nacionalista burgués policlasista  que tomó cuerpo en el partido peronista y sus relatos sucesivos .

Nuevamente y aunque la situación transite por escenarios de barbarie, corresponde tomar el deceso de Trotsky como la marca más emblemática de los  esfuerzos gigantescos que ha realizado el proletariado desde su ingreso en la historia para emanciparse como clase con conciencia histórica propia

Hoy la propaganda socialista revolucionaria requiere comprender y hacer comprender en el seno de las masas trabajadoras el alcance histórico de la bancarrota capitalista mundial y del imperativo de una lucha revolucionaria que es decisiva, por el socialismo, en su condición de nueva sociedad gestora de un hombre nuevo  y un orden sin clases , sin explotadores ni explotados .

Los trabajadores adquirimos conciencia de nuestra condición en sí, y de nuestras imperiosas tareas emancipatorias desde la experiencia y nuestra autoeducación , que también implican aprender de nuestras  derrotas en la medida en que esas experiencias se colectivicen dentro de una organización política revolucionaria .

 Socialismo o Barbarie ha dejado de ser una consigna, es la síntesis del actual estadio de la lucha de clases. Los escenarios de miseria que azotan nuestro país, y gran parte del mundo , donde las guerras comerciales avanzan hacia su mutación extensiva  para convertirse lisa y llanamente en  escenarios bélicos. Los ataques extractivistas  que destruyen al planeta y  su medioambiente, sumados a las condiciones culturales de absoluta alienación en los objetos que se viven en las sociedades no dan otra perspectiva posible que volver a las fuentes revolucionarias, y comprender específicamente que asistimos a una crisis subjetiva de dirección política que debe ser superada con el mayor esfuerzo de la voluntad individual y colectiva de los trabajadores.  Otros caminos, son más de lo mismo, y el riesgo significativo de vivir un ciclo historio de oprobio y sometimiento generalizado socialmente y puntualizado sobre nuestra clase.

Es a partir de este desarrollo, de esta comprensión consciente de las tareas y el programa revolucionario por el socialismo que la vanguardia trabajadora se ve ante el desafío de trasladar su experiencia y su autoeducación militante hacia la necesidad de la lucha por el poder.

El objetivo general ya fue trazado en el manifiesto comunista: el establecimiento de la dictadura del proletariado, el gobierno de la clase obrera para quebrar definitivamente a la dictadura del capital y al capitalismo.

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