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LO CONTINGENTE Y LAS APARIENCIAS FRENTE A UNA POLITICA DE CLASE DE NATURALEZA EMANCIPATORIA.

La paradoja del presente ciclo de crisis capitalista en su faz de reproducción por sobreproducción de mercancías, combinada con las guerras comerciales por mercados y su proyección a instancias bélicas en grandes zonas del planeta va dejando en claro el tránsito hacia otro modelo de militancia que necesita abandonar por agotamiento la trama de las innumerables publicaciones críticas y el socialismo de cátedra, para pasar a una definición nueva del vínculo que media entre el pensamiento y la realidad histórica, es decir, entre lo teorizado y lo efectivamente practico en los fenómenos que componen el conflicto social emergente desde la lucha de clases.

Dicho en otras palabras, el peso de los hechos y la dialéctica de los elementos componentes de las relaciones económicas de producción capitalista  ya no exige solamente aclarar críticamente la situación histórica en que nos desenvolvemos sino que en todos los casos impone una demanda de transformación de esa existencia que se precipita a la barbarie.

La actividad del teórico  puede tener cierto alcance sólo si se ejerce en referencia a las prácticas sociales y a sus contradicciones reales . Es una práctica que interviene en lo real por medio de lo simbólico tarea que requiere en todos los casos del trabajo de organización política, pues solo es una organización de esa naturaleza la que puede constituirse en ese intelectual orgánico a la clase explotada desde la emergencia real de relaciones sociales de producción que implica ese tipo de situación objetiva.

Desde esta  perspectiva el pasaje desde la crítica abstracta debe trascender hacia el combate contra las instituciones del orden burgués estatal y las ideologías que concurren a sostenerlo desde la formación del sentido común . Para ello se impone dejar de lado el discurso reformista absolutamente devaluado para acudir a su crítica  y superación desde la lógica misma del desarrollo de la clase social objetivamente revolucionaria por su lucha necesaria por emanciparse de las relaciones sociales de  producción donde se sitúan.

El Estado, en tanto aparato político-institucional definido por la forma jurídica del poder burgués  no deja de causar cada vez mas graves irracionalidades, es decir, se despega a pasos agigantados de lo real para desarrollar una forma imaginaria que se pretende imponer como real a los trabajadores buscando reproducir en lo cotidiano su sometimiento y explotación

Los llantos y la gritería callejera dirigidos hacia la gestión del poder burgués iniciada tras la farsa electoral del año 2023 esconden bajo su apariencia de lucha fructífera que en términos de realidad , solo desenvuelve en desengaño inmediato ulterior frente a la insistencia y el avance de la clase dominante, que el ayer no puede ser el indicador del hoy, porque si así fuera , entonces se justificaría que sólo se realicen modestas reformas y esto es precisamente lo que está sucediendo. La emergencia del gobernador de Buenos Aires o un otrora secretario de comercio de la gestión K que dominó las dos primeras décadas de este siglo, como alternativa electoral  que comienza su precalentamiento no puede sino conducir a otro período de maquillaje de la realidad, pero nunca a su superación en lo que esta connota en cuanto a miseria cultural y barbarie existencial.

En todos los casos, sea desde el gobierno como desde el personal político que se apronta a sucederle en el manejo de la cosa pública favoreciendo el interés de la burguesía de conjunto se instala en la cultura un procedimiento de pura naturaleza ideológica por su vocación de formación de falsa conciencia que exhibe al Estado como un rasgo eterno y universal para la emergencia de la condición humana que le rinde relación causal inmediata. Es así como el interés de la clase dominante  se disfraza de interés humano general y universal al que todos deben adscribir y para ello corre funcionalmente en auxilio la norma jurídica. Es esto lo que explica que la gestión gubernamental haya invertido seis meses para lograr una ley base que no resiste en la realidad a poco que se la pretenda poner en funcionamiento. Lo propio ocurre con los llamados pactos y mucho más con los DNU.

No obstante los que luchan siguen poniendo el esfuerzo , conducidos hacia ello por sus “direcciones” y aparatos corporativos organizacionales y autoreferenciados, en las leyes, los decretos y las sentencias del poder estatal en sus tres estamentos constitucionales, como si la confrontación contra ellos fuera la vía superadora de lo real que responde lisa y llanamente a la reproducción del capital y su fundante relación objetiva de  propiedad privada de los medios de producción – venta de fuerza de trabajo, renta agraria, extractivismo y especulación financiera. En definitiva , pese a banderas rojas, remisiones abstractas a Lenin , Trotsky , lo que se hace es proponer ciudadanía  como solución al problema histórico que plantea la agonía objetiva del capitalismo como orden social dominante.

El Estado así exhibido y reinante en el mundo de las apariencias y de las formas jurídicas como una constitución fundante puesta en acto, por quienes se dicen propios de los intereses de la clase obrera y los extraños antagónicos a ella, se presenta como el producto final de la evolución histórica y dee allí el orden natural de las cosas . Así se dice que no puede haber una comprensión política del presente que no parta de esa premisa ideológica, que remite a la acción política con un límite máximo en la reforma de lo existente y en ningún caso a su superación , porque ella deviene imposible en este tiempo existencial. Toda idea de revolución es desdeñada y remite al excelente tango de Piazzola: “lo que vendrá”.  Tanto es así que muchos se paran en una esquina a esperar que pase como si fuera un vehículo del transporte público.

Este estatuto de la moral ciudadana donde se reúnen “constitución en mano” , la pequeño burguesía que se autodefine progresista y los autopercibidos  socialdemócratas reformistas, renegados del trotskismo , implica no otra cosa que lo que se está terminando por imponer en los relatos ideológicos sobre nuestra existencia bajo la premisa no sujeta a crítica  según la cual cada uno de los miembros de la sociedad que integramos se represente responsable individual de su existir, es decir, un sujeto-objeto, libre y capaz de asumirse como dueño de sus actos  y como dependiente servil de la ley que le da formato a esa libertad según la cual todo se puede hacer si no esta prohibido por una norma, constituida así como única regla de la autonomía individual, que se exalta como primer motor de todo cuanto sucede en el mundo de las relaciones sociales, concentradas en la lógica del mercado .

Dicho de otra manera , se hace necesario en el plano ideológico que propone la clase dominante en búsqueda de conformar un sentido común consensuado en la población en general según el cual una instancia exterior ,el Estado, justifica su existencia solo para habilitar  las condiciones de realización del individuo en tanto ciudadano y  dotar a la  colectividad de racionalidad . Por eso es imperioso mostrar a esa institucionalidad del poder burgués  como el producto mismo de la historia y la cultura sin admitir la posibilidad de su superación .

Es esta organización superestructural e ideológica  la puesta en acto y de constante reproducción cultural de un tipo de opresión del que las teorías de las divergencias emergentes de la posmodernidad no se ocupan prolongando el engaño ideológico de ver en las particularidades el todo , cuando en los hechos las acciones políticas del poder burgués  se orientan a lo inverso, es decir, un tipo de opresión general sobre la población montado desde la clase dominante que la diluye en contradicciones específicas viabilizando la permanencia de las contradicciones fundamentales de la sociedad de clases que implica el capitalismo.

Esto último explica el rol que la lucha concreta le da a los jueces en este orden que tiene la existencia. Siempre y en todos los casos se los termina ubicando , a través de los discursos que parecen de barricada, junto al Estado y no como una parte esencial de esa superestructura. Son puestos a la consideración general de la clase trabajadora como la encarnación de la racionalidad ,imparciales guardianes de un pretendido interés general superador de las contradicciones de clase que yacen y se proyectan en todo momento en la sociedad. Sus funciones , sus acciones  están situadas en un lugar paradójico , una suerte del campo de honor de la racionalidad donde desaparecen las motivaciones de clases de esos intelectuales orgánicos del orden burgués. En esa lógica es que constantemente se apela a presentaciones, denuncias, amparos, recursos que en su mejor suerte solo han de conseguir un reconocimiento parcial y transitorio de alguna pretensión específica siempre contenida en el todo “constitucional”.

La inducción militante hacia la preocupación de las masas explotadas y oprimidas realizada por el poder burgués y sus aparatos ideológicos, lleva a centrarse  en formas políticas basadas en identidades impuestas o adoptadas , dando reflejo  de la búsqueda incesante de un desgaste en la percepción de la clase trabajadora respecto de  la posibilidad de una política universal de libertad  superadora de la libertad negativa individual y la alternancia superadora de unir a las víctimas de las diferentes formas de opresión que genera el orden capitalista , en una lucha común .

Esta construcción ideológica emergente de los intereses específicos de la burguesía, con la idea de ciudadano libre sometido solo a la ley prohibitiva , es hoy tributaria de la crisis del orden social en el que se funda como su reflejo. El sistema de necesidades y de los medios sociales puestos en funcionamiento para satisfacerlos da muestras objetiva de su crisis sustantiva. La oposición entre “riqueza y pobreza” emerge para dar cuanta indubitable de una clase siempre más rica y menos numerosa  y una clase siempre más numerosa y más pobre, consolidando el proceso de pauperización tendencial de la clase trabajadora.

Los que luchan han de comprender a fuerza de su desarrollo experiencial y su autoeducación  que los jueces  y su organización corporativa dentro de la institucionalidad burguesa  tienen una imparcialidad al menos dudosa y que se torna ficticio pensar que su honestidad competente en la interpretación de hechos y normas los excluye de las contradicciones el orden económico . El Estado comprendido como instancia exterior que manifiesta a la totalidad de los “ciudadanos” es la matriz de todas las expresiones ideológicas de la clase dominante. La ruptura conceptual, contracultural y superadora con esa imagen sin realidad que la proyecte , es la tarea política paciente y constante de la militancia organizada que construya la vanguardia obrera. Lo restante implica sumergirse en la coyuntura con el único destino posible del fracaso en la necesaria tarea emancipatoria de la clase trabajadora.

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